Llevábamos varias horas cabalgando cuando al fin, pudimos divisar el campo dónde daría comienzo la batalla contra los ingleses. No era muy lejano a la aldea, pero aquel día, el trayecto se me había echo interminable.
Tenía las piernas entumecidas por el frío y la humedad del ambiente, aunque no era el único, pues tras echar un vistazo a mí alrededor pude constatar como los demás hombres tiritaban bajo las pieles de ciervo que llevaban cubriendo sus pieles.
Alastair, el jefe del clan, empezó a dar instrucciones a los arqueros para que empezaran a calentarse los dedos antes de empezar a disparar las primeras flechas de la noche, pues no podíamos permitirnos fallar el blanco de nuestros tiros.
John, el más joven de nosotros, temblaba de frío y excitación a la vez. Era la primera batalla a la que asistía y a pesar de las insistencias por parte de sus padres para que esperara un tiempo antes de convertirse en guerrero, las desecho alegando que tenía suficiente talento y edad para manejar una espada y defender nuestra tierra…una actitud admirable aunque demasiado precipitada desde mi punto de vista…
-¡Edwin!- dijo Alastair sacándome de mi ensoñación- prepara a tus hombres, quiero que se muevan, no quiero que ninguno de mis hombres se muera de congelación…¡Tengo ganas de ver como se las apañan esos ingleses para correr después de haber permanecido tanto rato quietos sin moverse…si, será divertido perseguir marionetas-dijo riéndose a carcajadas.
Yo tan solo asentí con la cabeza y empecé a movilizar a mis hombres.
- Edwin, ¿puedo preguntarte algo?- dijo John acercándose a mi.
- Claro compañero, dime.
- Verás, como ya sabes, es mi primera batalla y estoy un poco…
- ¿Nervioso?- dije interrumpiéndole y esbozando una sonrisa.
- Si, bueno, nervioso y algo congelado…- dijo riendo- ¿quería saber, si tu también te sentías así la primera vez que combatiste…
- ¡claro que me sentí así!- dije resoplando- pocos hombres están tranquilos en su primera batalla…. – susurré divertido- Mira, la primera vez que fui a la guerra, apenas podía sostener la espada de lo mucho que me temblaba la mano… Tu padre, me advirtió de lo salvajes que eran el clan contra los que nos enfrentábamos y eso no hizo más que incrementar mi temor. Cuando los hombres empezaron a correr hacia el enemigo, no pude apenas moverme, las piernas no me respondían, parecía que no hicieran caso a las órdenes de mi cerebro. Fue entonces cuando tu padre se acerco a mí, agarró mi mano junto con mi espada, y la apretó entre mis dedos haciendo que sintiera el metal de la empuñadura en mi piel. Entonces, simplemente me miró… y con esa mirada, entendí que el no iba a dejarme solo, que no iba a luchar en vano, que el cuidaría de mi tal y como había prometido a mi madre.-dije dándole una palmadita en la espalda- así que ya sabes, yo cuidare de ti John, no estarás solo allí en medio de todos esos hombres…ten fuerza y coraje, y no perecerás esta noche, te lo prometo.
John asintió agradecido por mis palabras y se levantó desenvainando su espada, listo para la batalla.
- Bien – dijo Alastair acercándose a mi- ¿esta todo listo?
- Si, los hombres ya están preparados y ansiosos – dije sonriendo.
- Bien…¡Venid aquí todos un momento!- chilló dirigiéndose a los demás hombres, quienes permanecían de pie esperando nuevas órdenes- Como ya sabéis, estamos aquí por una causa común, por una tierra amada y por los lazos de sangre que nos unen unos con otros… Esos ingleses, han profanado todo por lo que hoy estamos aquí, arriesgando nuestras vidas. ¡No tienen honor alguno! –dijo señalándoles con su vieja espada- No debemos dejar que ganen esta batalla amigos míos, pues no son dignos de vivir aquí, en nuestra querida Irlanda, forjada a base de sangre de nuestros antepasados, de padres, madres, hijos e hijas, esposas, maridos, abuelas…todos han dado algo por esta tierra y esta noche, serán reconocidos por eso. Esta noche, sus almas vagaran por estos bosques, nos llenaran con su amor y su grandeza, nos darán fuerza y valentía para enfrentarnos a la muerte, y nos acompañaran en el caso de que esta ultima nos alcance.- calló y nos miro a todos y cada uno de los que estábamos allí presentes- Veo en vuestros ojos, la fuerza de todos ellos… ¡desenvainad las espadas y luchemos juntos, codo con codo, acero con acero! ¡vamos hermanos míos, partid conmigo hacia la batalla! – chilló subiéndose al caballo y comenzando a trotar a toda velocidad- ¡por Irlanda!
- ¡Por Irlanda! – gritamos todos al unísono.
Los hombres, empezaron a cabalgar siguiendo a Alastair, todos, excepto John quien se situó a mi lado.
Le miré y esbozó una sonrisa asintiendo con la cabeza.
- ¡por Irlanda! – gritó mirándome fijamente.
Sonreí, y saqué el trozo de pelo que Eileen se había cortado para mí. Lo olí, y el aroma de mi preciosa Eileen inundo todo mi ser. Cerré los ojos, y deje que me invadiera su esencia…Tras esto, lo guarde en mi viejo saco, y partí hacia la batalla que decidiría nuestra suerte.
- ¡Por Irlanda!